miércoles, 5 de diciembre de 2007

MURPHY O ESTA QUE SUSCRIBE

Terrible. Terrible, terrible.

Una que es fina y elegante, siempre ha querido formar parte de la historia sin protagonizar un destete en Interviu ni encadenarse a los árboles del Paseo del Prado. Y lo he conseguido, si señor. ¡Por fin salgo en los papeles! No tienen más que acudir a cualquier reputada enciclopedia y buscar la entrada Murphy y ver como mi foto ilustra el artículo.

Todo empezó un aciago viernes de hace dos semanas.
Salí con mis amiguísimas para tomar un social e inocente té con pastas, cuando sobre las cuatro de la mañana y de regreso a mi hogar (no saben Ustedes el overbooking que hay en los salones de té de mi zona), con gran concentración y posterior acierto, conseguí meter la llave en la cerradura de la puerta que custodia la entrada de la finca y patio vecinal donde habito (lo cual no quiere decir que habite en el vestíbulo de la finca, que yo disfruto de la amplitud, comodidad e intimidad de un pisito monísimo de 55m²) para, con cierto grado de frustración y enorme ataque de risa (el té), darme cuenta de que la parte dentada de la dorada llave había decidido celebrar matrimonio eclesiástico (de esos que son para siempre) con el bombillo de la cerradura.

Tuve que acudir rauda y veloz a casa de Mary Jo, a la cual, pobrecita, el exceso de infusiones y pastas le dota de una verborrea que me impidió conciliar el sueño para poder descansar y, pobre de mi, atender al día siguiente mis obligaciones laborales con cierto nivel de eficiencia y dignidad.

A las ocho de la mañana, y dejándola a ella (que santa) al cargo de las gestiones de la llave, llegué a mi puesto de trabajo levitando en una especie de nube de la cual desconozco su origen y composición, y con la sensación de que el cerebro se me movía a lo largo y ancho de mi vasta cavidad craneal.

Doce horas después, y con gran previsión y provisión de llaves nuevas, regresé de nuevo a mi hogar, entrando con gran éxito en los dominios de la comunidad y ahorrando la energía suficiente para poder arrastrarme desde la puerta hasta el sofá para agonizar lentamente y en privado.

Justo cuando empezaba a flotar como a un metro de altura de mi dulce diván, sonó el teléfono, pasándome como una hora hablando con Amoroso Currucucu, y justo cuando estaba con risitas dulces y chirivitas en los ojos, oigo como un ruidito extraño (¿Duendes? ¿Ratones? ¿La basura de ayer que no bajé? ¿El monstruoso ficus verde?) e inmediatamente una pestilencia a baquelita horrorosa acompañada de un humo asqueroso que se pegaba a mis rizos y a mi cutis precioso.

¡Horror! Sí, queridos: el ordenador, ese aparato infernal, que seguro que lo carga el diablo, decidió morir a lo Bonzo interrumpiendo mi adorable conversación. ¡Menudo atrevimiento!
Fuente de alimentación, placa y procesador. Menos mal que una no tira nada, por consejo de Diógenes, y pude solventar el problema en los días siguientes.

Pero como no hay dos sin tres, el sábado pasado, un sábado hermoso, sábado de pereza, sábado de rascarse los globos terráqueos, me llamaron urgentemente del trabajo por qué el PC que manda de todo (que de todos ya mando yo) no funcionaba. Así que con leggins, coleta y los globos terráqueos a medio rascar, acudí prestamente al trabajo para ver que se habían perdido las bases de datos y que las copias de seguridad (no olviden supervitaminarse, supermineralizarse y deslocalizar las copias) no aparecían por ningún sitio. Ja.

De las últimas semanas he aprendido que si algo está fuera de mi control no lo puedo solucionar, que debería de haberme encadenado a los aloes que tengo en la ventana y que me voy de puente. Again.

Momento raro del sábado:

Hoy un motero me proponía cambiar mi menú de la semana por el importe de la compra.

Supongo que ha sido porqué esta servidora se ha ofrecido a regalárselo con un enorme y monísimo lazo rojo que, bien pensado, no le iba a caber en la chupa de cuero.
Además, ¿que coños hacia el pobre muchacho de travesía a Albacete con dos entrecôtes y un bote de lentejas en la moto?

14 comentarios:

38 grados dijo...

A veces los astros, asteroides, cometas o más bien los agujeros negros conjuran en contra nuestra y sucede lo que sucede....
No te preocupes que ahora mismo voya a ver a ese Murphy y si hay que llegar a las manos, llegamos.

Un beso atribulado

Srta. Effie dijo...

Querido 38,

Los astros, asteroides, cometas o más bien agujeros negros han decidido caer todos, uno a uno y sin orden aparente, sobre mi cabeza.

¿De verdad llegaría a las manos por mi?

Me tiene boba perdida, querido.

Pejeverde dijo...

"...si algo está fuera de mi control no lo puedo solucionar..."

No estoy deacuerdo.

Ojo, esto es un rollo filosófico tipo desayuno posterior a una marcha:
Nosotros, que somos bichitos venidos a más, lo único que podemos hacer es intentar solucionar lo que está fuera de nuestro ámbito y ni eso, de lo nuestro sólo somos los responsables sin ningún tipo de margen de actuación.

(Entradilla previa a comentario ébrio que se quiere remarcar)
[entradilla]Te voy a decir un rollo[/entradilla], somos como bichitos que nos tropezamos con un cristal y seguimos intentándolo y golpeándonos...

El Peje con los ojos semicerrados y asintiendo con ritmo las verdades de la vida...

JOHNNY INGLE dijo...

A mí que va a decirme de Murphy, querida. Yo me compré una vez el libro con todas sus leyes y lo regalé a los pobres sin leerlo.

Y es que, aparte del episodio de la tostada y la mantaquilla, el resto de las desgracias que le ocurren a este señor son muy aburridas.

Sigo un norma, no obstante, para evitarme aciagos acontecimientos: desayuno tostadas sin mantequilla, pero no sólo eso: desayuno tostadas sin tostar, rebanadas crudas, sí señor, que a las tostadoras las carga el diablo y no hay más que ver las ascuas que fulgen en su interior.

Respecto a las llaves: tiene que ser muy frustrante meter la punta y que se te quede dentro. Caray, espero que no me pase nunca. Bueno, por si acaso no voy a meter nunca la punta.

Espero que usted haya gozado de un fabuloso puente de Calatrava.

Anónimo dijo...

Queridísima Effie, lo primero es saludarla con una cordialidad desusada para esta época en la que vivimos.
He de decirle, que estando un día naufragando por la red, me topé con esta isla a la que he cogido algo de cariño y me gusta asomarme de vez en cuando para ver que se comenta. Quizá fue el verme reflejado en la historia del trenecito o solamente el placer de la lectura de esos post exquisitamente escritos.
Solamente quería saludarla y quizás pedirla perdón por entrometerme en su preciosa isla.
Atentamente, Davito.

Srta. Effie dijo...

Sr. Pejeverde,

Hum.

Si me casca el Outlook, le paso la pelota a un informático-usa-el-puto-google.

Si me casca la tarjeta de sonido, tutoría on-line.

¿HTML? El mateix.

¿Ve? Si está fuera de mi alcance, el Talk lo soluciona.

Y los pobres bichitos van sin GPS, criaturitas.

Srta. Effie dijo...

Señorísimo Ingle,

Si no se fia de las tostadoras, ya no queda nada que decir de los calentadores de agua.

¡Que miedito!

Imagínese a esta servidora enrojeciendo su piel con el guante de crin mientras el agua tibia que resbala por mi precioso (pre-ci-o-so) cuerpecito es calentada por una resistencia, que como estoy casi segura, es una blogchevique, y cualquier día de estos me ataca.

Respecto a las llaves:

¡No me diga eso!

¿Olvida Usted que es mi única imagen paterna?

El Sr. Ingle, el bombillo y la puntita.

Ay.

Y sobre el sr. Calatrava, por mi se podría dedicar a hacer lego.

Es que se me ha jodido el puente.

Srta. Effie dijo...

Anónimo,

Queridísima Effie, lo primero es saludarla con una cordialidad desusada para esta época en la que vivimos.

Querido, es un placer encontrar señores tan educados como Usted.

He de decirle, que estando un día naufragando por la red, me topé con esta isla a la que he cogido algo de cariño y me gusta asomarme de vez en cuando para ver que se comenta.

Espero y deseo que no tragase mucha agua en el naufragio.
Me congratula y me emociona profundamente el cariño que le ha tomado a este espacio, y me llena de entusiasmo su demostración de buen gusto al asomarse periódicamente para ver lo que aquí se comenta, ya que es harto conocido que los que aquí comentan le pegan mil patadas a esta que escribe.

Quizá fue el verme reflejado en la historia del trenecito o solamente el placer de la lectura de esos post exquisitamente escritos.

¿A Usted también se le sientan señoras zorras justito al lado cuando viaja en tren?
¿También le huelen la sobaquera antes de entrar al vagón de preferente?
Que sola me he sentido hasta ahora...

Sabe, me ha enternecido tanto que creo que me ha subido peligrosamente la glucosa.
Es Usted un encanto.

Solamente quería saludarla y quizás pedirla perdón por entrometerme en su preciosa isla.


No tengo nada que perdonarle. Nada en absoluto. Y ahora mismo me envía su número de teléfono y señas que Usted y yo nos casamos en breve.

Caballeros como Usted quedan pocos.

Y a de ser mio.

Skézenté dijo...

Muérome de pensar en la baquelita de mi PC en plan fondue (más quisiera yo que fuera Mac y se quemara con olor a Sillicon Valley).

Eso de los globos oculares a medio rascar al principio debe dar un poco de grimilla, pero supongo que la costumbre saca de apuros.

Qué alegría volver a entrar a cotillear las mil caras de Effie. Hay que retomar buenas costumbres.

Anónimo dijo...

Queridísima Effie:
Me halaga muchísimo usted con su petición de matrimonio, pero antes de formalizar ningún tipo de unión duradera entre nosotros, debería confesarle ciertas cosillas sobre mi persona que tendría que considerar:
A saber, soy adicto a mi princesita metálica, la cual cabalgo (en el buen sentido) siempre que el tiempo lo permite, y a su vez, adicto a todo lo que sea relacionado con ellas como ver carreras en televisión aunque sea a horas intempestivas, así como acudir a los circuitos de velocidad siempre que mis ocupaciones laborales me lo permiten, así como ser fan de un señor italiano forradísimo de pasta que se hace llamar “il dottore”.
A respirar compulsivamente nitrógeno embotellado para emular a los peces bajo el agua, principalmente en los meses estivales, aunque alguna vez lo he hecho en enero, aunque he de confesarle que fue en las calidas aguas del caribe dominicano (de esta practica se extrae la conclusión que en mi naufragio no tragara mucha agua...).
A no conseguir mejorar mi ingles, hecho por el cual el dependiente del McDonald’s de Irlanda me dijo aquello de “pídeme el menú en español, que tengo mucha cola” (el tipo por lo visto era de Vitoria...).
Y a otras cosas que no quiero confesar por aburridas y extensas... que bastante tiempo la estoy robando ya...
No obstante y si después de leer mis vicios, aun sigue interesada en que formalicemos relaciones, le diré que no solo no quedan caballeros como yo, sino que no quedan señoritas como usted y también será mía...
Atentamente, Davito

Srta. Effie dijo...

Querido Skézenté,

¡No se me muera y menos por pensar!

Yo creo que las placas de los Mac no se queman, y si lo hacen, dejan un suave aroma a rosas frescas en el ambiente cual Santa Teresita de Lisieux antes de obrar un milagro.

Le recomiendo la rascada sabadera de globos: es una práctica gratamente extendida entre los trabajadores.
Lo que no le recomiendo es ponerse leggins: no le veo, querido, no le veo.

Y retome, retome, que yo espero desde aquí la ansiada retomación.

Un beso.

Srta. Effie dijo...

Anónimo Davito,

Querido, yo creo que el Señor Rossi hasta subido en una moto de Feber dejaría el pabellón bien alto. Ya lo demostró hace unos años cambiando a una escudería menor cuando un mequetrefe le dijo que no era él el que ganaba, sino la máquina. Orgullitos...

¿Así que Usted es de los que gusta llevar una cerda entre sus piernas? No se lo tome a mal, pero semejante expresión se la he robado al alguien de un alguien por qué me parece de los más instructiva sobre la relación de un hombre con determinadas máquinas.

Yo jamás sentiré esa pasión por mi sandwichera.

¿Su princesa también bucea con Usted?
¿El resto del año se quita las botellas o hace cargar a la pobre moto con ellas?
¿Se llevó al Caribe Dominicano a la moto?

Disculpe este torrente de preguntas, pero como Usted comprenderá, todas ellas son cruciales para nuestra relación: es que no me gustaría nada ver como Usted le pone bronceador a la moto mientras estamos en la playa.

Querido, es afortunado al tener la capacidad mínima para intentar pedir un menú en inglés. Yo se tan poco de ese idioma que no me da ni para equivocarme.

¿Y se va a Irlanda a un McDonald's?

¿Que no hay ninguno en su barrio?

En el mio tampoco, la verdad, pero ello no me impulsa a viajar por esos mundos para comer hamburguesas de bote...
¡Que rarito que es Usted!

Debería contarme todo eso que hoy no me ha contado. Y si, formalicemos nuestras relaciones.

Oh.

Con semejantes aventuras, ¿no ha pensado en montarse un blog?

Akroon dijo...

¿Te podrás creer que leí el jodido post ayer y hoy ya no me acuerdo de nada??

¿Cómo voy a comentar en condiciones? Estoy en las últimas, querida, en las últimas (menos más que son las que ríen mejor...).

Que ya me asomo mañana, a horas menos intempestivas, y procuraré estrujar la neuronita, que me va locuela de aquí para allá todo el día.

Querida, eres lo más. Te quiero. Me siento moñas hoy, qué le vamos a hacer.

Srta. Effie dijo...

Querida Ak,

De todos toditos todos los que han comentado, creo que eres la única que ha clasificado este post correctamente.

Jodido post.

Si es que eres una visionaria, querida.

No te estrujes nada, que al citado texto poco se le puede sacar.

¿Me quieres?

Y tú y yo sin casarnos.

Hay que joderse.