viernes, 19 de enero de 2007

DE VUELTA DE DAR VUELTAS

Perdonen que no me levante. Agotada anda una de la vuelta y revuelta de la fiesta y de las rebajas. Bueno, eso de rebajas, mas bien pocas. Es que las aglomeraciones me ponen mala. Como estoy criada entre Mirurgia y Channel, tengo la nariz algo respingona y poco tolerante con los efluvios del vulgo y del noble; de ahí mi falta de asistencia a las semanas fantásticas y quincenas de oriente.

Pues eso, que estoy ojerosa y falta de sueño, y es que no hay asunto mas desgastador y devastador que tener una familia que te adopta en Navidad.

Corría el año due mille (que más que correr, daba saltitos y me pasó rozando), cuando estando de café y terracita (¡que raro…!), mi queridísimo Happy me tomó de la manita y mirándome directamente a mis ambos dos pedazos de ojos me dijo:
-¿Qué piensas hacer estas vacaciones? Se que estas algo depre, y la Navidad no son fechas para estar solo en casa. ¿Quieres pasar la Nochebuena conmigo?

Vale. Que nadie sonría y mucho menos enarque una ceja (básicamente porque a mi no me sale y me da mucha, pero que mucha envidia, todos los individuos preparados genéticamente para mover los pelos de la cara. No es que tenga aspiraciones de lela, bueno si, alguna tengo, pero es que mover las cejas y dar palmas al mismo tiempo, con un buen representante y algún contacto televisivo, puede dar algunas pelillas.)
Lo que me estaba proponiendo Happy no era nada relacionado con el amor, ni siquiera con el sexo. Tampoco quería sentar un pobre a su mesa, nooooooooo. Lo que pasa es que Happy no se nos casa. Que no. Y en su casa empiezan a pensar mal. Se ha convertido en un incomprendido, en un prófugo de los altares. Y al muchacho lo que le gusta es ir por libre. También es que no hay quien lo aguante, excepto Evita, claro, pero no seré yo quien se lo diga.
- Ni de coña. A mi no me pillas.
- Solo te he invitado a pa…
- No. Y no es no.
- Por favor.
- No.
- No podré soportar otro año de lamentaciones. Creen que soy un maniaco o algo así.
- Pues pórtate como un hombretón y diles lo que hay: te huelen los pies y por eso no te casas. Y si que eres un maníaco.
- No tenemos que decir que somos novios. Solo tienen que verme acompañado por una mujer.
- ¿Sin hacer manitas?
- Si.
- Solo Nochebuena. Después de cenar nos vamos.
- Te quiero, Evita.
- Todos me queréis hasta que me presentáis a vuestra madre.

Happy y yo llegamos a casa de sus padres poco antes de la cena, y después de presentarnos unos y otros, nos dedicamos al intercambio social y de sofá que pasa en la mayoría de reuniones familiares propias de la fecha.

ABUELA 1: ¡Pues tu estas mejor que yo!
ABUELA 2: ¡Ay! Con la incontinencia que yo tengo…
ABUELA 1: Pues yo tengo sangre ahí abajo.
ABUELA 2: ¿No estas tu un poco mayor para eso?
ABUELA 1: ¡Que no es la regla! ¡Que es sangre del culo!
EVITA: (¡Ay!)
MADRE DE HAPPY (Dirigiéndose a ABUELA 2): Mamá, lo que tiene son almorranas.
ABUELA 2: ¿Y yo para que quiero almohadas?
ABUELA 1: Y oigo fatal. Y tengo cáncer.
ABUELA 2: Yo tengo diabetes.
PADRE DE HAPPY (Dirigiéndose a ABUELA 1): Madre, solo es un quiste de grasa.
ABUELA 1: Pues me voy a morir.
ABUELA 2: Yo no me voy a dormir aún.
MADRE DE HAPPY: Si al final nos morimos todos…
HERMANO DE HAPPY: Mamá, dame una mantita para el sofá. (El chaval estaba resfriado, el pobre.)
ABUELA 2: Hija, por mi no hagas maltita, que yo con café me arreglo.
ABUELA 1: ¡Pues tu estas mejor que yo!
EVITA: ¿El baño, por favor?
ABUELA 2: ¿Tienes incontinencia, hija?
ABUELA 1: Tendrá el mes.
MADRE DE HAPPY: Dejad a la chica, que querrá lavarse las manos.
ABUELA 2: Pues que friegue.
MADRE DE HAPPY: Es nuestra invitada y no friega.
ABUELA 1 Y 2: ¿Y cuando os casáis?

Que listo mi Happy. En ese momento le cogió un ataque meón y desapareció de escena.
Ignorante de mi, y confiando en el déficit de memoria de la ancianidad presente, no contesté, poniendo cara de sufrir también algún quiste en alguna zona de mi garganta que me impedía ejercitar el músculo de la conversación.
Pero ni por esas.

ABUELA 2: ¿Tu no serás de esas que van al extranjero a casarse?
EVITA: (¿Al extranjero a casarme?)
ABUELA 1: ¿Eh? ¿Eh?
HERMANO DE HAPPY: Je, je…
HAPPY: (Echándose, el muy cabrón, la meada mas larga de la historia)
PADRE DE HAPPY: Dejad a los chicos, que aún se están conociendo.
EVITA: !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
MADRE DE HAPPY: ¡Todos a la mesa!

Mas que salvada por la campana, fui salvada por el cordero y las gambas.
Ya en los postres, y con toda conversación y atención desviada de mi persona, le clavé las uñas en la pierna a Happy y le susurre:
- Tu familia cree que soy lesbiana.
- Bueno, por lo menos te culparán a ti cuando no nos casemos.

En fin, por un amigo se hace lo que sea. Esa no ha sido mi última cena con su familia. Me he convertido en un personaje exótico que de cuando en cuando reciben con gran placer en su casa. Y yo, con el tiempo, he observado que ya no me creen lesbiana.
Sencillamente ahora creen que soy una maníaca a la que le huelen los pies.