
Pues así esta Evita. Que no entiende ná. Pero ná de ná.
Yo lo intento. Me rascó los ojos, me doy golpes en la cabeza y consulto enciclopedias. Claro, como lo hago en ese orden, abro siempre la Larousse al revés y se me hace muy complicada la consulta. De ahí que no tenga más remedio que tirar de bastos conocimientos adquiridos durante años en la revista Super-Pop y de los cientos de etiquetas de champú leídas en el cuarto de baño. Y doy fe de que funciona.
Después de años de meteorismo he leído todas las etiquetas habidas y por haber, y hace un tiempo, después de dieciocho semanas de estancamiento intestinal, decidí presentar la Tesina a mi médico de digestivo: ¿Cabello normal o graso? Estudio del comportamiento de los capilares expuestos a constantes retortijones o de cómo salir airoso de un baño público sin que se le ericen los pelillos de la nuca al que entra inmediatamente después.
Bien. Este es un estudio más que serio. Se ha hecho lectura de él en diferentes foros, ha formado parte de temarios de oposición y se ha discutido en el senado. Como reputada científica he participado en congresos y conferencias. Mi ponencia más conocida fue Paradigma de la uretra: el papel cagón ¿doblado o arrugado?
Dejé el mundo del conferenciante poco después de empezar (¡ja!) con la dieta: tanto pincho de tortilla y albóndiga de bote regada con sangría acabaron con mi poco pronunciado perfil. No conozco a ningún conferenciante de mi nivel que se resistiese a tan estiloso ágape. Por eso todos los conferenciantes están a dieta. Aunque debo reconocer que algunos conferenciantes están delgadísimos porque no llegan a final de mes. Fíjate en Mari Espe: hay treintenas que hace números. Y lo dice con la boca grande. Y ya puede decirlo con la boca enorme. ¿Cuántos libros caben en su boca?
Más me preocupa el contenido con el asunto de Tamayo y que nadie parezca demasiado acalorado. Alguien dijo lo de “es increíble que la perspectiva de tener un biógrafo no haya hecho desistir a nadie de tener una vida.”En fin.
Si es que parece que hay que ser una nulidad metafísica para salir en la tele. Pongo como ejemplo a la Supermodelo (perdón, como no he coincidido con ella en ninguna conferencia me resulta difícil, al no haber sido presentadas, recordar su nombre.) Pues el otro día colgó su bola correspondiente en la navidad televisiva diciendo “ahora me falta algo de cultura (...) saber cual es mi escritor favorito”. Que rica. Supongo que ira a Corporación Dermoestética y pedirá que le ponga un aumento de autor favorito. Aunque yo no me preocuparía demasiado: no creo que los caballos que desfilan en espectáculos y ferias tampoco tengan claro lo de sus lecturas preferidas.
Como ya he explicado antes, dejé de ejercer de conferenciante a causa de la dieta. Ello no me impidió guardar y mantener estrechos lazos con el mundillo académico.
Es bueno el peloteo. Tener contactos te facilita tener contactos. Que estupidez.
Total, que los nudos y lazos me ayudaron a mantenerme en el dignísimo, a la par que mas discreto, puesto de negro de ponente.
El último encargo que he recibido ha sido un estudio sobre las listas de boda y el alcance en la vida parejil de dichos objetos. Pues armada con mi Super-Pop y con la revista Hola (Hello para los instruidos), me he sumergido en un universo de luz y de color y de planning and dreaming , que no me lleva, me parece a mi, a ninguna conclusión.
He estudiado ardua y afanosamente la cuestión para seguir sin entender para que sirven determinados detalles u obsequios expuestos en ceremonia o en las listas de boda.
Si es posible, ¿alguien puede explicarme la función de la olla, el peine y el gato que ha regalado Tom Cruise a su Katie en plena ceremonia económico-nupcial?
Entiendo que es muy bonito (¿?) regalarse en la pedida de mano (o valoración gonádica de la hembra a cubrir, peritaje de medios y habilidades culinarias) un anillo o un reloj, la botella de Mirúrgia y de Napoleón entre los padrinos y futuros consuegros, el compromiso de una hipoteca, o incluso el intercambio de teléfonos el día de la boda con el tío de la orquesta. Pero, ¿un gato? Pues lo de la olla casi si, que este chico con lo rarito que es a lo mejor le hace falta alinear la batería de cocina en el dormitorio para poder cumplir con el apéndice del hombre de Michelín . O hasta para ponerse el puchero en la cabeza y taparse la cuperosis (que mira que le afean las rojeces a este hombre. Lo monísima que se veía a Heidi, y el elementillo este, pues ya ves...).
Es que yo, que lo extrapolo todo, me viene Tomasín y me regala un gato...
Veamos. La novia al uso esta un año a dieta para que to er mundo ese día sufra ulceraciones y chancros sifilíticos de la envidia. (Nota: a no ser que lleves todo el noviazgo metiéndote mano llevando guantes de lana con mezcla de amianto y tu novio no sea consciente que lo que coge no es teta sino lorza lorcera con denominación de origen y, a este paso, en proceso de convertirse en especie protegida, la dieta siempre es a favor de los invitados).
Seis meses antes empiezan los tratamientos corporales, las limpiezas de cutis, reconstrucción de virgo (aunque sea en la oreja), porque al fin y al cabo si una se casa de blanco, es por que en el fondo es tradicional.
El día de autos empieza incluso antes de que despierte el gallo que no cesa para ir a la peluquería. Otra cosa que no entiendo: te estiran el pelo, te llenan de hierros la cabeza y te someten a la acción de un spray pegajoso y encima a pagar sonriente y agradecida. Todo un misterio. Después sesión de maquillaje: toda una restauración para conseguir que en las fotos salgan los rasgos perfectamente dibujados y al mismo tiempo no parezcas un payaso en las distancias cortas. Colocación de traje, que contra todo pronóstico al final queda mas grande de lo que pensaba la novia. Ataque de nervios a causa del traje y retoque posterior del maquillaje por las lágrimas histéricas.
Después se llega al lugar en cuestión , sea el ayuntamiento del pueblo de los contrayentes o un castillo en Italia. Total, viene a ser lo mismo. Entonces, cuando la novia esta en pleno momento mas importante de su vida, y en mitad de charcos de sangre de gente moribunda que desfallece por las llagas de la envidia, llega el enano gilipollas de la cuperosis y le tira un gato encima a la pobre novia. Claro, la muchacha esta desprevenida y no atina a coger el gato cómodamente y lo trinca del rabo. El animalico, por supuesto, se revuelve y despeina por completo a la pobre Dunia. Supongo que esa es la razón del peine.
Pues eso, que no entiendo nada. Aunque tal como esta el mundo, tampoco es tan raro.