sábado, 15 de marzo de 2008

LA CABINA

EN EPISODIOS ANTERIORES…

Eduardo dijo:

[…]Le robaré fotos de los tobillos, de sus pies enfundados en zapatos de tacón, de sus hombros desnudos, de su cintura.

Cuando todos estén coreando alguna canción que el Sr. Imbécil esté tocando hábilmente en el piano y Usted vaya a buscar algo de beber, le ofreceré una copa de champán cerca de la cabina de los pilotos, que estará vacía mientras está puesto el automático.

Cuando se acerque, la agarraré y la colaré dentro de la cabina. Cerraré por dentro, le quitaré los zapatos y....

Y si quiere saber más, véngase a la cabina.


¡Ajá!

Como todos Ustedes saben, mi curiosidad no tiene límites. Estoy convencida que el hecho de vivir en un piso pequeño tiene mucho que ver: ya me veo limitada en mi espacio físico como para ponerle coto a mi imaginación. No queridos, eso sería como ponerle compuertas al mar, y al mar más vale dejarlo tranquilito. Eso me recuerda algo que me ocurrió en la mismita orilla del Mediterráneo hace unos años. Cuando me disponía a meter mis bonitos pies en el agua, luciendo un biquini rojo que, a decir verdad, me hacía ser la mujer más espectacularmente bella de la playa, vi a un niñito rubio y monísimo lleno de hoyuelos que miraba embobado a lo lejos. Se giró hacia mi, y mirándome con sus grandes ojos, me soltó un aflautado es enorme. Me dieron ganas de escupirle en la cabeza pensando que hablaba de mi culo, pero no, hablaba del mar, así que le sonreí y seguí luciendo palmito.

Como decía, mi curiosidad no tiene límites, y ya no podía aguantar más tiempo sin saber lo que ocurriría al traspasar el umbral de (tachán-tachán) la cabina.

Ante todo debo decir que el Sr. Eduardo es un caballero, pero que muy caballero.

Cuando me acerqué a la cabina, lo primero que hizo fue ofrecerme una copa de cava (el que va per davant, va per davant) por qué una ya estaba un tanto acalorada de la fiesta del avión en la que todos Ustedes (¿recuerdan?) estaban presentes.

Bien. El cava. El cava a mi me gusta fresquito, así que el Sr. Eduardo dispuso dentro de un orinal (digo yo que era lo que más tenía a mano) gran cantidad de hielo y agua para satisfacerme en mis exigencias del paladar. Pero claro, a mi no me hizo demasiada gracia el recipiente, y él viendo que yo arrugaba graciosamente mi pecosa nariz, me aseguró que era un orinal que estaba por estrenar, que la Sra. Akroon le había dado un repaso mientras canturreaba un tema de Jonh Bon Jovi llevando unos prismáticos colgados al cuello y que era de porcelana china. Yo miré el orinal y juro que pude distinguir perfectamente un sellito donde ponía “Made in Taiwán”, pero no estaba por la labor de explicarle a mi nuevo amigo la diferencia entre un Guerrero de Terracota y un cenicero de Manises. En fin, tomé una copa de cava fresquito y de repente me sentí poseída por el espíritu de la reflexología podal y le exigí, sí, le exigí, a mi anfitrión que tomase mis pies en aquel mismo momento y que me hiciera ver las estrellas y todo el firmamento. Me temo que fue el pobre Sr. Eduardo quien vio las estrellas, y es que una es de pie sensible tirando a chistoso, y él, con notoria falta de experiencia en esa plaza, lo primero que hizo fue acariciar la planta de mi pie izquierdo. En ese mismo instante, y según El Convenio De Extremidades Inferiores, mi pie derecho acudió raudo y veloz en defensa de su desprotegido compañero asestándole con el dedo gordo un golpe de repulsa y ataque magníficamente ejecutado directamente a la nariz del Sr. Eduardo.

Que estampa.

Imaginen la situación: él sujetándose la cara y yo intentando meterle la cabeza dentro del orinal con hielo.

Ni un mal beso pudimos darnos.

O tal vez el Sr. Eduardo y yo cenamos juntos el viernes por la noche, nos tomamos un par de copas, me enseñó a bailar tango y me recitó un par de hermosas coplas de Don Rafael de León.

¿Qué creen Ustedes?

sábado, 8 de marzo de 2008

LA ENCUESTA

(Antes que nada, es mi deseo contestar el anónimo comentario en la entrada “Ni de pijama ni orinal” que reza lo siguiente:

QUE HORRIPILANTE Y DE MAL GUSTO ESTE BLOG.

Querido anónimo,

Lamento profundamente que encuentre de mal gusto este blog, pero entiéndame, si la higiene de su hogar no es óptima y Usted no ceja en su empeño de chupetear el monitor, es de lo más normal que tenga mal sabor de boca. Le recomiendo encarecidamente el uso de un colutorio. Es más que posible que así se solucionen sus problemas gustativos.

Siempre a su disposición,

Effie.)

Queridos, me han sorprendido gratamente por el grado de participación en la encuesta alojada en este blog.

Deben saber que fui seriamente coaccionada por cierta licenciada para que publicase la mencionada encuesta, y yo, a decir verdad, no sentía gran curiosidad por sus preferencias, mi estimado público. Mi curiosidad hacia Ustedes transita por otros caminitos, y en muchos casos, ha sido más que satisfecha (ja), pero debo reconocer que sus respuestas me han dejado ojiplática. Muy ojiplática.

¿DEBERÍA PONER UN DESNUDO EN LA FOTO DE PERFIL?

A.- Siempre y cuando no sea de perfil.
B.- Quítate la bufanda, jostias ya.
C.- En bolas y con el número de teléfono tatuado.
D.- Mi erección confesional no me permite eso del votar.

Cuestión banal a la par que sencillita, ¿no creen?

Y Ustedes han opinado lo siguiente:

A.- 5 votos, suponiendo el 25% del total, opinan que mi desnudito sería de lo más aparente siempre y cuando no sea de perfil.

Vamos a ver: ¿y que pasa si una servidora se pone de perfil? ¿Les asustan las redondeces? ¿El hombre del saco les visitó de pequeñitos y tuvo un comportamiento de lo más desagradable yendo de perfil?

¿Eh? ¿Eh?

Blandengues.

B.- 7 votos, suponiendo el 35% del total, opinan que debería de quitarme la bufanda.

Les comprendo. Yo también creo que debería quitarme la bufanda. Entramos en temporada estival y lo más adecuado sería un tanga. Enrollado en la cara, claro.

C.- 13 votos, suponiendo el 65% del total, opinan que debería hacerme una foto desnuda y tatuarme el número de teléfono. ¡Pero bueno! ¿Es que nadie ha pensado en la delicadeza de mi piel? ¿Es que no saben que los tatuajes quedan feísimos entre cremosidad y pecas? Y sobre todo, son Ustedes unos picaruelos.

D.- 2 votos, y siendo el 10% del total, opinan no se que idiotez de que no pueden votar estas cosas. Pues Ustedes dos son unos antidemócratas y unos incívicos. Pónganse cara a la pared hasta nuevo aviso.

Conclusión: no me cuadran las cuentas. 27 votos y 20 votaciones. Supongo que los dos del último epígrafe hicieron lo correcto de cara a la galería y que después, a escondidas y con ojitos risueños, votaron por mi desnudo tatuado.

Bien. Lo prometido es deuda. Pero solo me desnudaré si esos trece votantes se identifican.

Ja.