lunes, 21 de enero de 2008

MUSA


Una dice musa en determinados círculos y seguidamente le asalta la duda, duda terrible, de las clasificables de existencial, de si los habitantes de Mahón se sentirán ofendidos. Porqué entiéndanme, en los bonitos frascos de la archiconocida salsa, pone mahonesa y no mayonesa.

También puede ser que en los mencionados círculos cuando una dice musa hace referencia a la inspiración y no a la ensaladilla rusa.

Soy una incomprendida, lo sé.

Sepan que aparte de mis ocupaciones habituales de suma y sigue, buscar novio y lucir tacones como una profesional del andamio, soy fuente de inspiración de alguna que otra dama y de más de un caballero.

Esta mañana mismo, mis servicios han sido requeridos para iluminar y acariciar con el don de la elocuencia a mi principal cliente, en adelante Economato, al que llamaremos así por discreción y por determinada afición a hacer sus compras en su mercado habitual con pasamontañas. Y no, no es un atracador. Realmente es una máquina para resolver acertijos matemáticos, tirarme de la lengua y hacerme reír.

Pues bien, cual es el método para que yo inspire, pues no tengo muy claro cual es, pero como actúa Economato, amigos míos, es para patentarlo.

El Sr. Economato cuando necesita de mis servicios, lo primerito que hace es pegarme un chillido tipo ¡Hueyyyyy! haciendo, siempre, siempre, que yo clave mis barnizadas uñas en el techo. Acto seguido me pregunta que tal estoy, no me da tiempo a contestar y entonces saca tema de conversación.

Hemos hablado de un tipo que se ha muerto, de lo malo del fumar, de pilas licuadas y de mocos. Justo en ese momento, el Sr. Economato me ha obsequiado con un ya está, chica,
y sín siquiera hacer un teatral ¡chas! o ¡tachán!, ha desaparecido... dejándome con la sensación del trabajo bien hecho. Así es mi amigo.

Debería de empezar a facturar por estas actividades, que de todos estos arrebatos no veo un céntimo, y claro, si pretendo dedicarme profesionalmente a ello, me veré en la obligación de uniformarme con túnica, guirnalda, trompeta y poema.
Aunque visto lo visto, sustituyan la túnica por vestidito-monísimo-de-los-míos, la trompeta por ratón y el poema por cierre del año.
Y nada de dejar frutitas al lado de una fuente: quién quiera algo que se ponga un sostén en la cabeza, que se pegue la Visa en el codo con celo y al tiempo que da saltitos delante del espejo, pronuncie tres veces con voz de pito Administrativa.

No se si así me apareceré, pero joer, va a ser de risa verlo.

lunes, 14 de enero de 2008

SOLO PARA CABALLEROS

Sí, lo confieso: me he dado de alta en un servicio de estos de amorcitos por internet.

Pensé que jamás llegaría a ello, pero entiéndanme... aunque para entenderme, algo tendré que explicar.

Ha sido una epifanía culinaria. Más bien una epifanía en momento culinario. No es que tenga revelaciones normalmente en la cocina, que lo habitual es que las tenga en el cuarto de baño.

Sí. Mi salle de bain es un lugar maravilloso para la reflexión. Es grande, cómodo, bonito y dispone de una amplia colección de aburridos libros para no alargar demasiado la visita a sus instalaciones. Pero esto no es lo que quería contarles.

Estaba yo liada en mi cocinita haciendo lasaña para seis, cuando de repente, he echado un vistazo a mi alrededor, y viendo la cocina limpísima a pesar de la perfomance del guisopeo, mis uñitas perfectamente limadas y barnizadas, mi pantalón de chándal de ombliguito (bendito, bendito) al aire, mi camisetita sin ninguna mancha, mi pelo graciosamente recogido y el delicioso aroma que empezaba a salir del horno, lo he visto todo claro: soy la mujer perfecta. Perfectamente perfecta.

Trabajadora incansable para mis jefes, gran conversadora para mis contertulios, buena amiga. Una gran dama en sociedad.
Soy ordenada, limpia, cocino muy bien, me defiendo con la informática, aprecio ciertas formas de arte, puedo hablar de determinados autores sin miedo a equivocarme, me desenvuelvo bien en casi cualquier situación y nunca dejo en mal lugar a nadie a causa de mi comportamiento.

Soy monísima y estoy buenísima.

Y excelente amante. Más que excelente. De la jostia.

Entonces, y sabiendo todos Ustedes, queridos míos, que Effie jamás miente y que no ha exagerado un ápice en su propia descripción, ¿porqué no tengo novio? Y aquí es cuando tuve la que llamaremos Gran Revelación.

(Pausa dramática)

(Algo más de pausa dramática)

Todo se reduce a que asusto a los hombres. Sip.

Por eso he decidido buscar novio en internet. Y no crean que es tan fácil.

Yo, que soy de natural inocente, accedí a una de esas famosas páginas de compatibilidad amorosa pensando que sería hacer clik y que los hombres irían cayendo del módem al suelo como si fuese un dispensador de condones. Pero no. Tuve que rellenar una serie de formularios, todos muy completitos, hasta que llegué al que me pareció un asalto a mi intimidad, que supongo, era el precio de romper la maldición-del-agujero-negro-de-la-parte-izquierda-de-mi-cama.

Fue lo siguiente:

ALTURA: 1.60 (Una seta, lo sé) PESO: ¿En qué planeta?

COLOR DE OJOS: Miel, evidentmuá. PELO: Rubísima de media melena.

INGRESOS: Acepto donativos. ESTUDIOS: Nop, apartamento.

RESIDE: Lo que yo merezco es una calle con mi nombre.

ESTADO CIVIL: A la espera. HIJOS: ¿Lo cualo?

IDIOMAS: Sufro el efecto Wanda, así que me interesan más tus idiomas.

RELIGIÓN: Santa Visa que me quede como estoy.

SILUETA: Llena de maravillosas redondeces.

ASPECTO FÍSICO: Inmejorable. MAYOR ATRACTIVO: Toda yo, querido.

VIVE: Con mi ficus. COME: ¿Con la boca?

FUMA: Si se me aplica la máxima del cigarrito del después de, me temo que cartones.


Aún no he recibido ninguna petición de mano. Ni siquiera de entrepierna.

Me temo que soy demasiado perfecta para la mayoría de los mortales.

De todas maneras, he puesto una colchoneta al lado del modem, que una quiere un novio caído del cielo, pero no que se estropee con la toma de contacto del frío suelo.

La esperanza es lo último que se pierde… hasta que Esperanza se lió con el último futurible de la Tierra. Joer.

domingo, 6 de enero de 2008

CULO VEO...

A la atención de la Sra. Loredhi

Realmente no es que tenga fijación por los auxiliares de ¿viaje? ¿trayecto? ¿lo qué?, ni por el cerumen, ni por la higiene en general y sí por alguna guarrería en particular.

Ya de chiquitilla apuntaba maneras. Maneras de qué, no lo sé, pero evidentemente apuntaba a algo, y más teniendo en cuenta que el dedo de reñir lo tengo particularmente desarrollado.Ha llegado a un punto el desarrollo, que se me acumula la mala leche en forma de verruga al lado de la uña. Y no, no pienso poner foto de la acumulación, que una está en edad de merecer, y por ende, no quiere perder su atractivo por culpa de la fotito del dedo. Solo deben recordar la foto de mis ojitos.

¿Pero se han fijado en mis ojitos? ¡Que monada de nenita! ¡Que primor! ¡Que bufanda de los misterios!

Como decía, ya de chiquitina apuntaba maneras. El día de mi primera (y prácticamente última) comunión, como me dijeron que era mi día especial, que era la princesita-más-bonita y que ese traje ya no me lo pondría más, le saqué todo el provecho que pude, y como en aquella época e-bay no existía, entendí que era la prenda más adecuada para jugar un partido de futbito, y dado el tamaño de la falda del vestidito, pensé que la embergadura del paño era ideal para proteger la portería. La defendí profesionalmente, hasta el punto que yo y mis faldas nos mimetizamos a la perfección con las ruedas del camión que hacían las veces de poste.

Memorable.

Ese mismo día descubrí que tenía vocación de viuda, o en su defecto, de hermana soltera de cura de pueblo. Y en ello estoy.
No es que esté intentando que alguno de mis hermanos profese, que son demasiado honrados y buenazos para el oficio. En lo que realmente estoy ocupando mi tiempo y neuronas es en distraerme de otras ambiciones que no sean esas, y no se me ocurre otra forma más efectiva que la de sentarme en la terraza de una céntrica cafetería y mirar culos. Sí, señores míos: Effie confiesa sin ningún tipo de rubor que le gustan los culos. Masculinos. Culos masculinos.

Me gusta que sean redonditos, que llenen el pantalón adecuadamente, que tengan aspecto de duro... del tipo de morderlos y hacerse pelín de daño en los incisivos.
También me gusta los que son algo respingones, de los que dejan que la palma de la mano se amolde perfectamente a sus formas, de manera que podrías sacarle brillo durante horas y acabar siendo campeona de algún arte marcial como el niño este de Karate Kid (flotal, pulil... flotal, pulil). Y ya metidos en materia, que lo de ser hermana soltera de cura de pueblo o viuda no impide lo más mínimo que una se de una alegría al cuerpo, cuando abandonan el tálamo de una servidora y se van sonrientes a sus menesteres higiénicos, me gusta mirarles el culo y que sea de esos que cuando caminan, de bien hechitos que estan, parece que no formen parte del cuerpo. Eso sí, de poco pelo que una no está como para ir escupiendo después de quedar como el sueño de los sueños eróticos del culo, digo, del señor en cuestión. Imprescindible en todos los casos que sea chisposo y rumboso.

Después de esto, queridos, acepto fotos de culos para próximo casting.

No hace falta decir que yo seré la test-player. Ja.

Siento que se acerca la primavera... ¡Ay!