jueves, 30 de octubre de 2008

LE BOIS DANS TOUTE SA SPLENDEUR



Se esconden, y aparece cierta luz. Alberto Biesok

Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas.
No dejan huellas tus pies.
Cientos de árboles contienen el aliento
sobre tu cabeza.
Un pájaro no sabe que estás allí
y lanza su silbido largo rato
al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco del mundo.
Eco distante que tú estremeces
traspasando las últimas fronteras de la tarde.

Bosque. Ángel González.


Demasiada gente se pierde en fonemas estúpidos para parecer interesante hablando de arte.
Es más sencillo perderse entre luz y pinos, sentir el aire.
Y sentir envidia de los afortunados que pueden canalizarlo a través de sus manos.