miércoles, 20 de diciembre de 2006

SE RUEGA INFORMALIDAD

SEC. 2ª TERRAZA CHOCOLATERÍA EXT./TARDE

FABIAN – MARY JO – EVITA



Domingo tarde. El sol baña una plaza atestada de gente. Fabián, Mary Jo y Evita están sentados en la terraza de una conocida chocolatería.


MARY JO: Cuanta lucecita navideña.
EVITA: Pero si están apagadas.
MARY JO: ¿Y que? Siguen siendo luces. Estas tu muy tontorrona, eh? Pues anímate que vas a estar cientos de días de vacaciones y estas un pelín coñazo.
FABIAN: No esta coñazo. Esta encoñada.
EVITA: No estoy encoñada.
MARY JO: ¿Con quien? ¿Cómo no se nada?
EVITA: No estoy encoñada.
FABIAN: Del tipo de los zapatos.
EVITA: No puedo creerlo... ¿Pero tú no intentabas buscarte plan para las vacaciones?
FABIAN: Mas plan que tu tendré, bonita. Te imagino todita celosa. Yo retozando con algún hermoso doncel y tu hasta el culo de Tanqueray brindando contigo misma.
EVITA: No te burles de esta huérfana soltera. Además, aún no te he visto triunfar con el móvil. Llevas la de Dios dándole vueltas y no te contesta nadie.
FABIAN: Eres una ordinaria, pero te quiero. ¿Por qué no quedas con Andrés?
EVITA: Mmmm... Es demasiado alto y me preocupa que vuelva a cogerme en brazos para que no pise ningún charco. Es mucha caída.
MARY JO: Pero si es un cielo.
EVITA: Para ti lo es. (A Fabián) La acompañó a comprar una tapa nueva para el retrete. La suya se resbalaba y tenía miedo de que se colase por la taza.
MARY JO: Ya...Pero no prometió amarme y respetarme y cuidarme y adorarme y cortarme las uñas el resto de mi vida.
EVITA: Y aunque lo hubiese hecho no incluía bucear en tu fosa séptica, guapa. Además, es un fetichista del consumismo.
FABIAN: Tu obsesión por los fetichistas es preocupante. ¿Qué más te da si le gusta coleccionar bolsas de Carrefour? Mario Bross come setas y nadie le dice nada.
MARY JO: Y que tendrá que ver...
FABIAN: Para mi mucho. Por eso cuando me enloquezco por un ternero lo hago todo con los ojos cerrados y solo trabajo el tacto.
MARY JO: ¿Pero de que estas hablando?
FABIAN: ¿Qué de que hablo? ¡Mira! ¡Mira! ¡Un hombre de un solo ojo!
MARY JO: Ya te has comido una Nintendo.
EVITA: Me siento como si tuviese un elefante dando saltos encima de mi pecho.
MARY JO: Eso te pasa por idiota: mangas un par de zapatos y te pasas la vida pagándolos.
EVITA: Yo no mango zapatos: los pierdo.
MARY JO: Mentirosa. Tu regalas los zapatos. La cuestión es si quieres recuperarlos.
EVITA: Más bien quiero que me pongan un zapato.
FABIAN: En ese caso habrá que ir comprando una calabaza.

martes, 5 de diciembre de 2006

UNA DE BESUGOS

SEC.1ª , TERRAZA CAFETERÍA, EXT/DIA

EVITA - Mr. T

Mañana soleada. Se ve a Evita sentada en la terraza de una cafetería. De fondo, se oye a la gente por la calle, ruido de ciudad. Se acerca un camarero a la mesa para tomar nota. Mientras espera el pedido, Evita se enfrasca en la lectura de su periódico. Al cabo de unos minutos, y ya saboreando el café, Evita se da cuenta de que un señor se ha sentado con ella y la mira fijamente.


Mr T: Una cosa, pero sin malicia: tienes una mirada de la que es imposible no enamorarse.
EVITA: ¡Uy! Pues muchas gracias, amable caballero.
Mr T: Es verdad: es impresionantemente intensa.
EVITA: De nuevo muchas gracias, pero me temo que usted se dedica al tráfico de órganos (desconozco si a tiempo completo o por horas), y esta en proceso de camelación de mi persona para poder sacarme los ojos de las cuencas, dejándome sin líquido llántico, porqué tendré carencia de rosados lagrimales. Eso es lo que nos decían las monjas en la escuela. Eso, y que además, los desconocidos se dedicaban a las labores de jardín.
Mr T: ¿Jardín?
EVITA: Desfloración. Usted es un desconocido, debería saberlo.
Mr T: En ese caso debo solucionarlo rápidamente.
EVITA: Cambie de oficio.
Mr T: No. Algo más sencillo: si me presento, me ahorraré las largas colas de la oficina de empleo. Me llamo Mr T. Seguramente mi cara te sonará de eventos de prestigio como la gala de los Oscar.
EVITA: Es que no tengo canal plus.
Mr T: Entonces puedo sacar tripa y confesar que soy el doble sin maquillar de M.A. Baraccus. Ya no somos desconocidos
EVITA: Evita, servidora de usted. En ese caso debo decir que tienes una barbilla monísima y unos dientes de no fumador muy bien alineados.
Mr T: Si entramos en la dinámica de los piropos, pronto acabaras conmigo.
EVITA: No te creas, que yo le saco mucho partido a los pelos de la nariz y a los pelos de las orejas. De todas formas, en breve saldré corriendo y dejaré caer un zapato para que lo recojas.
Mr T: ¡Que romántica!
EVITA: Si es que los zapatos me vienen grandes.
Mr T: Eres única para romper el encanto del momento.
EVITA: ¡Que va! Si es que soy muy tímida, y me abruma el encanto del momento. Aunque por otra parte, me encanta el encanto del momento, así que sigue dándole el toque encantador a esta conversación.
Mr T: Comprenderás que en breve tendré que someterte a mi famoso interrogatorio.
EVITA: Bueno... aunque lo que debes saber de mi es que todos mis calcetines son con rayas y que consumo a diario queso fresco.
Mr T: ¿Eres de pies fríos?
EVITA: Si la pregunta es literal, en este momento los tengo helados.
Mr T: Ahora mismo me gustaría saber a que saben tus labios.
EVITA: A Liposan: los tengo cortados.
Mr T: Ya he perdido el toque mágico contigo...
EVITA: No, para nada... no estas nada mal, y eres extremadamente mágico.
Mr T: Me gusta que te guste.
EVITA: Te gusta que te guste... ¿te debería gustar que te gustase que yo te guste? ¿O que me gustase? Joer, que me he liado. Si es que los verbos no son lo mío.
Mr T: Repítelo, que me pone mucho no entenderte.
EVITA: Mmmmmm. ¿Debería gustarte que me gustase que yo te gustase? Y ahora los verbos están bien conjugados.
Mr T: No se que decir, pero mientras estabas conjugando, pensaba en besarte los labios.
EVITA: Vaya...
Mr T: ¿Momento tenso?
EVITA: Pensaba en mi zapato. Va siendo hora de que lo deje caer.
Mr T: ¿Vas a dejar que lo recoja?
EVITA: Como me temo que eres un fetichista y que ya has intentado robarme los ojos, casi te regalo el zapato para que tengas un buen recuerdo de mí.
Mr T: ¿Me dirás que no a algo?
EVITA: Depende de los años de cárcel.
Mr T: ¿Y si son seis meses y un día?
EVITA: Entonces dependerá del pabellón. Es que me gustan las comodidades.
Mr T: ¿Volveré a verte?
EVITA: Siempre tomo café aquí.
Mr T: ¿Cuál es tu número?
EVITA: 38, me temo que un poco pequeño para tu gran fantasía.
Mr T: Me refería al teléfono.
EVITA: Mi teléfono no usa zapatos. Es un poco salvaje. Gusta de correr descalzo por el interior de mi bolso.
Mr T: ¿Nunca contestas a preguntas sencillas?
EVITA: Nunca, y sobre todo, si me las hace un desconocido.
Mr T: En ese caso tendré que dejarte sola. Y quiero que reflexiones sobre la excelente oportunidad que acabas de perder. Soy el hombre de tu vida y vas a dejarme escapar.
EVITA: De acuerdo. Déjame reflexionar unos segundos.
Mr T: ¿Y?
EVITA: Pues que creo que debo empezar a utilizar botas...

M.A. Baraccus desaparece de escena. Evita retoma la lectura del periódico. Al cabo de unos minutos levanta la vista. Parece pensativa.

EVITA: Parecía un buen zapatero. ¿Cómo habría cuidado de mi zapato?